Doctrina # 8
Tema: El arrepentimiento de obras muertas
Introducción:
Esta doctrina nos habla de las obras muertas o sea de nuestras actitudes de pecado que teníamos antes de creer en nuestro Señor Jesucristo, las cuales si no las dejamos por completo no podemos decir que nos hemos arrepentido.
Iniciamos esta enseñanza:
Hebreos 6:1
Por tanto, dejando las palabras del comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Cristo Jesús.
Como principio fundamental, el hombre debe de aprender por conocimiento que hay de dejar muchas acciones malas que el enemigo nos ha enseñado; y es lo que nos ha mantenido muertos en delitos y pecados, no podemos dejarlos si no se nos dice como lo vamos a hacer. Este texto nos exhorta a no dejar de aprender las formas de enseñanza que nos lleven a mejorar. El arrepentimiento es una lucha, es una batalla, pero debemos de doctrinarnos acerca de este tema.
Hechos 2:38 nos dice que antes de bautizarnos debemos estar arrepentidos de nuestros pecados, Pedro manda a los que habían crucificado al Señor Jesús que se arrepintieran, lo cual no significaba que le iban a volver la vida, porque arrepentirse es no volver a hacer lo malo que antes había hecho; y es hasta que estamos concientes de lo malo que hemos hecho o sea que se de cuenta que ha pecado contra el cielo y contra Dios, hasta entonces, es que puede entrar al bautismo, a formar parte de los redimidos por la sangre de Jesucristo.
Hechos 3:19.
El texto nos dice arrepentíos y convertíos, aquí se usan dos palabras diferentes, la primera es el arrepentimiento, ya que es un acto de sentirse mal, por lo que ha hecho y le ha salido mal, es decir, le ha dañado, por que mientras el pecado está en la vida, la persona no se da cuenta de las consecuencias en este mundo y de la muerte; y si no se reconocen estas cosas en la vida de las personas, lo lógico es que no se va a apartar de lo malo, y a esto se le llama no estar arrepentido.
La segunda es el convertimiento (Convertíos), es el acto de cambiar totalmente para bien, como la misma palabra lo dice: convertíos. Y un convertido tiene que ser:
1. Cristiano de verdad.
2. Santos.
3. Justos.
4. Limpios.
5. Templos del Espíritu Santo.
6. Fieles.
7. Miembros del cuerpo de Cristo (Romanos 12:5).
8. Ser como Él es.
Hechos 20:21.
Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Nos dice que es preciso testificar que estamos arrepentidos, y cuando dice que debemos de testificar, es que lo debemos de hacer de la siguiente manera:
1. Diciéndole a la gente que estamos en Cristo Jesús.
2. Mostrándole a la gente que estamos arrepentidos.
3. Mostrándonos a nosotros mismos que hay arrepentimiento en nosotros.
Isaías 30:18.
Nos habla que Dios nos ha llamado al arrepentimiento, esperándonos hasta el día que nosotros queremos arrepentirnos, Dios ha sido paciente en esperarnos porque nosotros tenemos lo que se llama libre albedrío, es decir, que es de nosotros elegir el momento cuando queremos arrepentirnos de nuestros pecados, y aunque el bien lo vamos a recibir nosotros, la decisión es nuestra, considerando lo siguiente:
a. Dios nos espera.
b. Él tiene misericordia.
c. La decisión es nuestra.
d. El plan de Dios nos ha guiado al arrepentimiento (Romanos 2:4).
Este texto nos habla de dos cosas muy importantes, tales como:
1. Nos habla del llamado que Dios nos ha hecho siendo pacientes, siendo benignos, y nos ha dado sus riquezas, por ejemplo nos ha dado la vida, aún siendo pecadores.
2. Nos exhorta a que no continuemos en la dureza de nuestro corazón, para abandonar el pecado porque estamos atesorando mal, estamos atesorando ira para el día de nuestra muerte.
Isaías 1:18.
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
De lo anterior tome en cuenta lo siguiente:
1. Este llamado de Dios es porque hemos pecado contra él.
2. El nos pide cuentas, y quiere que las arreglemos.
3. Es una deuda porque él nos hizo limpios, y nosotros nos buscamos muchas cuentas.
4. No importa lo que haya hecho, ya que al arrepentirse Dios le perdona todo.
Isaías 43:26
Hazme acordar, entremos en juicio juntamente; relata tú para abonarte.
Salmo 51:7
Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
La palabra nos dice que él nos va a limpiar de nuestros pecados pero si nosotros estamos dispuestos a despojarnos del peso del pecado.
Despojarse del peso del pecado:
Romanos 6:1, 2.
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Aquí hay que destacar lo siguiente:
1. Los muertos no respiran, no tienen sentimiento o sea que él que está muerto al pecado no puede volver a ese sentimiento de maldad.
2. Si queremos que el evangelio crezca en nosotros tenemos que despojarnos del peso del pecado.
Romanos 6:12-23
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Este texto les habla del cambio de mentalidad que debe de tener un siervo de Dios cuando está arrepentido, y dice que ya no debe prestarse como instrumento al pecado, no debe de ser un objeto del diablo, que el diablo no haga con él lo que quiera, por su debilidad.
El versículo 18 dice así: y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
La palabra nos dice que hasta que estemos libres del pecado seremos hijos de Dios, y no todos somos hijos sino aquel que es libre de pecado, o sea que esté arrepentido, que no esté fallando a cada momento, una cosa es ser débil y otra cosa es tener una vida amañada, cuando no se quiere dejar el pecado.
Versículo 21.
Nos dice que frutos teníamos de aquellas cosas de las cuales ahora nos avergonzamos, porque el fin de ellas es muerte.
Esto es lo que resumimos, si el pecado no le hace ningún daño, y estás feliz nunca se va a arrepentir de esas cosas, pero si se avergüenza de ellas tendrá felicidad en el reino de Dios.
¿De qué hay que arrepentirse?
Cuando usted se da cuenta que algo le ofende a Dios, tiene que dejar ese algo, si también ofende su integridad física y espiritual, tiene que dejarlas.
Por ejemplo, alguien decía: Con cometer fornicación a nadie molesto, es mi cuerpo, pero la palabra de Dios dice que el que comete fornicación no sólo peca contra Dios sino que también contra su propio cuerpo. 1Corintios 6:18; 1 Corintios 5:10.
Otros aluden que hay pecados que no son nombrados como pecados en la Biblia, y que por eso no los dejan. Por ejemplo hay personas que no pueden dejar de fumar, por que en la Biblia no se encuentra literalmente que hay que dejar de fumar. La contestación es que hay cosas que dañan la mente y el cuerpo, como también las drogas, que son pecados delante de Dios.
¿Pero por qué son sucias delante de Dios y de los hombres?
Son sucias porque dañan, y el que está limpio la Biblia dice que se limpie más, y el que está sucio ensúciese más.
Cuando usted se da cuenta que algo le está haciendo daño y no tiene beneficios, tiene que arrepentirse de lo que está haciendo; aunque puede ser una doctrina como las falsas ideologías, hay que arrepentirse de haber estado en ellas por que estaban conduciendo al infierno.